genios
lunes, 16 de noviembre de 2009
sábado, 14 de noviembre de 2009
Quién, quién, quién podra ayudarme ahora,
no hay nadie que quiera en esta ciudad.
Si tan solo pudiera quedarme dormida
y no volver a despertar.
Conozco el buen vino y conozco el peor,
pero envenenarme también me enseñó:
sé que es bueno tener al diablo de amigo
en alguna ocasión.
Cuando hasta mi sombra estorbe,
sabrán disculpar me voy a marchar
aunque a nadie ya le importe.
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